Familias y tecnología: Estrategias para una convivencia saludable en la era digital.

La tecnología, usada conscientemente, se transforma en una herramienta que enriquece la conexión familiar en lugar de desvanecerla.

En un mundo cada vez más digitalizado, la interacción familiar se ve influenciada por el uso de nuevas tecnologías de maneras positivas y negativas. Un artículo reciente destaca que, aunque la tecnología puede ser una herramienta poderosa en la comunicación, también plantea desafíos significativos para la cohesión familiar. La experta en el tema, la profesora de la universidad pablo de olavide, laura lázaro, ha señalado la necesidad de equilibrar el uso de la tecnología en el hogar, ofreciendo una perspectiva que invita a la reflexión sobre cómo y cuándo debemos incorporar estas herramientas para mejorar nuestras relaciones familiares.

1. Un doble filo: beneficios y desafíos de la tecnología.

Es indiscutible que las nuevas tecnologías han facilitado la comunicación y la conexión con otros. Desde videollamadas hasta aplicaciones de mensajería instantánea, los miembros de la familia pueden mantenerse en contacto, incluso a largas distancias. Sin embargo, lázaro advierte que esta misma tecnología puede contribuir a la desconexión y al estrés en el hogar.

Uno de los desafíos más evidentes es el tiempo de pantalla. Entre videojuegos, redes sociales y series, el tiempo que pasamos delante de una pantalla se ha incrementado sustancialmente. Esto puede llevar a conflictos cuando uno o más miembros de la familia sienten que su tiempo de calidad está siendo reemplazado por la tecnología. La frase “estás más pendiente del teléfono que de mí” resuena en muchos hogares, marcando la necesidad de un diálogo abierto sobre las expectativas y la atención mutua dentro de la familia.

2.  El papel crítico de la comunicación abierta.

La comunicación es clave para equilibrar la vida familiar en un entorno digital. La profesora lázaro insinúa que los hogares deben ser un espacio seguro para expresar preocupaciones sobre el uso de la tecnología. Esto implica escuchar a los hijos sobre sus experiencias en línea y cómo se sienten respecto a las interacciones familiares. A menudo, estos diálogos pueden ofrecer a los padres una nueva perspectiva que les permita reconocer que el uso de la tecnología, en sí mismo, no es el problema; más bien, es cómo se emplea que se debe examinar.

 Imaginemos una conversación en la que un hijo comparte su frustración al sentirse ignorado en una cena familiar donde todos están en sus teléfonos. A través de una discusión sin juicios, los padres pueden aprender que el uso de tecnología afecta no solo la convivencia, sino también los sentimientos del adolescente. Este tipo de apertura puede conducir a cambios positivos en los hábitos familiares.

Conclusión: La tecnología como aliada y no como enemiga.

Al final, es crucial entender que la tecnología, cuando se utiliza de manera consciente, puede enriquecer la vida familiar en lugar de desgastarla. La clave para una relación saludable con la tecnología reside en el equilibrio y en la capacidad de adaptarse a las necesidades cambiantes de cada miembro de la familia. La educación, la comunicación y el establecimiento de límites son herramientas poderosas que permiten a las familias navegar por la complejidad de la era digital.

Como comunidad, debemos trabajar juntos para asegurar que nuestra necesidad de conectividad digital no eclipsa la importancia de las conexiones humanas. Al final, todas las aplicaciones, dispositivos y plataformas no reemplazarán el valor de un abrazo cálido, una mirada comprensiva o una risa compartida. Es aquí, en la esencia de la interacción humana, donde reside el verdadero poder de nuestras relaciones familiares.

Acerca de nosotros

Somos un grupo de profesionales de la salud mental con más de 28 años de experiencia, que surge como parte del proyecto de Liberaddictus en México. Ofrecemos servicios de terapia de familia, intervención en crisis, terapia centrada en adicciones, psicoterapia individual y de pareja y supervisión de casos y equipos de trabajo.

TABLETAS

La tecnología, usada conscientemente, se transforma en una herramienta que enriquece la conexión familiar en lugar de desvanecerla.

En un mundo cada vez más digitalizado, la interacción familiar se ve influenciada por el uso de nuevas tecnologías de maneras positivas y negativas. Un artículo reciente destaca que, aunque la tecnología puede ser una herramienta poderosa en la comunicación, también plantea desafíos significativos para la cohesión familiar. La experta en el tema, la profesora de la universidad pablo de olavide, laura lázaro, ha señalado la necesidad de equilibrar el uso de la tecnología en el hogar, ofreciendo una perspectiva que invita a la reflexión sobre cómo y cuándo debemos incorporar estas herramientas para mejorar nuestras relaciones familiares.

1. Un doble filo: beneficios y desafíos de la tecnología.

Es indiscutible que las nuevas tecnologías han facilitado la comunicación y la conexión con otros. Desde videollamadas hasta aplicaciones de mensajería instantánea, los miembros de la familia pueden mantenerse en contacto, incluso a largas distancias. Sin embargo, lázaro advierte que esta misma tecnología puede contribuir a la desconexión y al estrés en el hogar.

Uno de los desafíos más evidentes es el tiempo de pantalla. Entre videojuegos, redes sociales y series, el tiempo que pasamos delante de una pantalla se ha incrementado sustancialmente. Esto puede llevar a conflictos cuando uno o más miembros de la familia sienten que su tiempo de calidad está siendo reemplazado por la tecnología. La frase “estás más pendiente del teléfono que de mí” resuena en muchos hogares, marcando la necesidad de un diálogo abierto sobre las expectativas y la atención mutua dentro de la familia.

2.  El papel crítico de la comunicación abierta.

La comunicación es clave para equilibrar la vida familiar en un entorno digital. La profesora lázaro insinúa que los hogares deben ser un espacio seguro para expresar preocupaciones sobre el uso de la tecnología. Esto implica escuchar a los hijos sobre sus experiencias en línea y cómo se sienten respecto a las interacciones familiares. A menudo, estos diálogos pueden ofrecer a los padres una nueva perspectiva que les permita reconocer que el uso de la tecnología, en sí mismo, no es el problema; más bien, es cómo se emplea que se debe examinar.

 Imaginemos una conversación en la que un hijo comparte su frustración al sentirse ignorado en una cena familiar donde todos están en sus teléfonos. A través de una discusión sin juicios, los padres pueden aprender que el uso de tecnología afecta no solo la convivencia, sino también los sentimientos del adolescente. Este tipo de apertura puede conducir a cambios positivos en los hábitos familiares.

Reflexión final. La tecnología como aliada y no como enemiga.

Al final, es crucial entender que la tecnología, cuando se utiliza de manera consciente, puede enriquecer la vida familiar en lugar de desgastarla. La clave para una relación saludable con la tecnología reside en el equilibrio y en la capacidad de adaptarse a las necesidades cambiantes de cada miembro de la familia. La educación, la comunicación y el establecimiento de límites son herramientas poderosas que permiten a las familias navegar por la complejidad de la era digital.

Como comunidad, debemos trabajar juntos para asegurar que nuestra necesidad de conectividad digital no eclipsa la importancia de las conexiones humanas. Al final, todas las aplicaciones, dispositivos y plataformas no reemplazarán el valor de un abrazo cálido, una mirada comprensiva o una risa compartida. Es aquí, en la esencia de la interacción humana, donde reside el verdadero poder de nuestras relaciones familiares.

CEL

La tecnología, usada conscientemente, se transforma en una herramienta que enriquece la conexión familiar en lugar de desvanecerla.

En un mundo cada vez más digitalizado, la interacción familiar se ve influenciada por el uso de nuevas tecnologías de maneras positivas y negativas. Un artículo reciente destaca que, aunque la tecnología puede ser una herramienta poderosa en la comunicación, también plantea desafíos significativos para la cohesión familiar. La experta en el tema, la profesora de la universidad pablo de olavide, laura lázaro, ha señalado la necesidad de equilibrar el uso de la tecnología en el hogar, ofreciendo una perspectiva que invita a la reflexión sobre cómo y cuándo debemos incorporar estas herramientas para mejorar nuestras relaciones familiares.

1. Un doble filo: beneficios y desafíos de la tecnología.

Es indiscutible que las nuevas tecnologías han facilitado la comunicación y la conexión con otros. Desde videollamadas hasta aplicaciones de mensajería instantánea, los miembros de la familia pueden mantenerse en contacto, incluso a largas distancias. Sin embargo, lázaro advierte que esta misma tecnología puede contribuir a la desconexión y al estrés en el hogar.

Uno de los desafíos más evidentes es el tiempo de pantalla. Entre videojuegos, redes sociales y series, el tiempo que pasamos delante de una pantalla se ha incrementado sustancialmente. Esto puede llevar a conflictos cuando uno o más miembros de la familia sienten que su tiempo de calidad está siendo reemplazado por la tecnología. La frase “estás más pendiente del teléfono que de mí” resuena en muchos hogares, marcando la necesidad de un diálogo abierto sobre las expectativas y la atención mutua dentro de la familia.

2.  El papel crítico de la comunicación abierta.

La comunicación es clave para equilibrar la vida familiar en un entorno digital. La profesora lázaro insinúa que los hogares deben ser un espacio seguro para expresar preocupaciones sobre el uso de la tecnología. Esto implica escuchar a los hijos sobre sus experiencias en línea y cómo se sienten respecto a las interacciones familiares. A menudo, estos diálogos pueden ofrecer a los padres una nueva perspectiva que les permita reconocer que el uso de la tecnología, en sí mismo, no es el problema; más bien, es cómo se emplea que se debe examinar.

 Imaginemos una conversación en la que un hijo comparte su frustración al sentirse ignorado en una cena familiar donde todos están en sus teléfonos. A través de una discusión sin juicios, los padres pueden aprender que el uso de tecnología afecta no solo la convivencia, sino también los sentimientos del adolescente. Este tipo de apertura puede conducir a cambios positivos en los hábitos familiares.

Reflexión final. La tecnología como aliada y no como enemiga.

Al final, es crucial entender que la tecnología, cuando se utiliza de manera consciente, puede enriquecer la vida familiar en lugar de desgastarla. La clave para una relación saludable con la tecnología reside en el equilibrio y en la capacidad de adaptarse a las necesidades cambiantes de cada miembro de la familia. La educación, la comunicación y el establecimiento de límites son herramientas poderosas que permiten a las familias navegar por la complejidad de la era digital.

Como comunidad, debemos trabajar juntos para asegurar que nuestra necesidad de conectividad digital no eclipsa la importancia de las conexiones humanas. Al final, todas las aplicaciones, dispositivos y plataformas no reemplazarán el valor de un abrazo cálido, una mirada comprensiva o una risa compartida. Es aquí, en la esencia de la interacción humana, donde reside el verdadero poder de nuestras relaciones familiares.